Comunicar evidencias con inclusión del enfoque de género

Las PNIN, como plataformas de gestión de la información, pueden utilizarse para dar voz a los grupos más marginados y difundir información que promueva sus intereses, por ejemplo, la igualdad de género. Así, las PNIN pueden servir para ejercer influencia, recogiendo, consolidando y analizando los datos existentes, identificando brechas en cuestiones de género y destacando los mensajes pertinentes.
La sociedad civil puede utilizar esta ventana para que las comunidades expresen las discrepancias de género en la recopilación y el análisis de los datos, así como en la implementación de acciones y políticas. Alzar la voz de las mujeres y las niñas pondrá de relieve las necesidades específicas de género que deben reflejarse en la recopilación y difusión de datos. Sin embargo, la discriminación por razones de género afecta a todos los sexos, por lo que es importante no dar por sentado que solo afecta a las mujeres. El principio de “no hacer daño” es clave y debe tenerse en cuenta a lo largo de todo el proceso. La comunicación de los datos debe poner en evidencia las desigualdades de género o la necesidad de intervenir de forma selectiva para evitar la estigmatización o discriminación de los grupos destinatarios.
Las PNIN deben esforzarse por comunicar los hallazgos de tal manera que convenzan a la opinión pública sobre la realidad de la desigualdad de género en relación con la nutrición, sin olvidar que los beneficios potenciales de los cambios transformadores de las relaciones de género afectan a la sociedad en su conjunto.
Los datos son una herramienta poderosa para demostrar que la desigualdad de género es un problema real y continuo. El objetivo de las PNIN con respecto a la comunicación de datos inclusiva en materia de género es seleccionar el lenguaje y los métodos que promuevan la igualdad de género en sus comunicaciones escritas y audiovisuales, así como en el diálogo con autoridades o contrapartes cuando se reúnan con ellas.
La elección de las palabras es un factor clave para lograr una mayor igualdad de género. El lenguaje no debe infantilizar a las mujeres (por ejemplo, hablar de niñas en lugar de mujeres), identificarlas por su rol (madre / esposa en lugar de mujer) o dar por sentado que determinadas funciones o trabajos son desempeñados por un solo género (por ejemplo, refiriéndose al policía en lugar de al o a la agente de policía). En la comunicación sobre nutrición, los mensajes suelen dirigirse a las “madres” en lugar de a las familias, dando por sentado que es la madre quien cuida al o a la bebé. Garantizar una visibilidad justa de hombres y mujeres es útil para eliminar el uso de representaciones y estereotipos inexactos, proporcionando una visibilidad equitativa a través de la diversidad de experiencias e incluyendo diferentes perspectivas de mujeres y hombres que se enfrentan a estereotipos de género en el mismo campo de especialización. Lo mismo ocurre cuando se identifican vulnerabilidades: por principio se etiqueta a las mujeres y las niñas como vulnerables, sin analizar si los hombres de esa comunidad también pueden ser vulnerables, o si las mujeres o las niñas no lo son. Los mensajes deben examinarse cuidadosamente en función de las siguientes reglas:
• Garantizar la representación tanto de las mujeres como de los hombres: todos los sexos tienen las mismas responsabilidades a la hora de eliminar o reducir la desigualdad de género y los estereotipos de género perjudiciales, especialmente en temas como la nutrición.
Una medida que contribuye a fomentar el empoderamiento de las mujeres es promover la paridad de género en los paneles de debate y la moderación de reuniones, conferencias y talleres, teniendo en cuenta las necesidades, la exposición y las experiencias de mujeres y hombres.
•Evitar las formas excluyentes y favorecer el uso de formas igualitarias: la elección de las palabras a la hora de redactar un informe o un documento que se difunde al público es una poderosa herramienta para neutralizar o perpetuar estereotipos de género, pudiendo evitar o reforzar supuestos sobre valores, funciones, roles y capacidades. Asignar determinadas profesiones o roles a un género específico puede perpetuar los estereotipos de género. En ese contexto, se recomienda el uso de “él y ella” o de “la(s) y lo(s)”, o incluso la conversión de la frase en pasiva.
Otra situación en la que el lenguaje reproduce sesgos de género sucede al dirigirse a hombres o mujeres. Se suele hacer referencia a las mujeres por su estado civil o familiar, o bien por su cualidad o no de madre (esposa de, hija de, hermana de, madre de). Esta forma de dirigirse a las mujeres crea un desequilibrio y no es respetuosa ya que las elimina como sujetos y las presenta vinculadas a un hombre (marido, padre, etc.)
Estos pequeños pasos, adoptados en todas las comunicaciones de las PNIN, pueden ayudar a cambiar la percepción de los estereotipos y roles de género.
• Lo mismo cabe decir de la comunicación visual: Los estereotipos pueden manifestarse en la selección de colores (azul para los hombres, rosa para las mujeres) y en la representación gráfica (mujeres con niños en brazos, hombres con ropa de oficina). La selección de colores neutros como el naranja, el verde o el amarillo contribuye a que la comunicación no se identifique con un único sector de la sociedad y se dirija solo a él.