¿Cuándo y por qué deberían utilizarse?

En las últimas décadas, ha aumentado la concientización de que la igualdad de género contribuye a lograr resultados directos positivos en materia de nutrición. Siguiendo el continuo de género se han venido fomentando los enfoques sensibles al género como forma de integrar el este enfoque en las intervenciones de desarrollo. Sin embargo, los enfoques sensibles al género y positivos en cuanto al género tienen una capacidad limitada para abordar las causas de la seguridad alimentaria y nutricional debidas al género, ya que se centran en concienciar sobre las desigualdades relacionadas con las normas y responsabilidades de género o en fomentar intervenciones específicas, pero ninguno de ellos aborda las causas subyacentes.

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Los enfoques transformadores de las relaciones de género, en cambio, aspiran a abordar las causas estructurales de las relaciones desiguales de poder, así como las normas sociales existentes, con el fin de promover la igualdad de género y empoderar a las mujeres. Difieren de otros planteamientos en que tienen en cuenta un contexto específico y la manera en que las desigualdades sociales influyen en las decisiones y los resultados directos. Trabajan tanto con mujeres como con hombres y con distintos actores.

La desigualdad de género y las dinámicas de la comunidad relacionadas con el rol de las mujeres y de los hombres pueden tener un impacto significativo en los programas de nutrición a lo largo de su ciclo de vida. Por ejemplo, la manera en que se desagregan, recopilan y analizan los datos podría tener un gran impacto en la perpetuación de las desigualdades de género o, por el contrario, podría contribuir al progreso hacia la igualdad de género, si se hace correctamente.

No obstante, es importante destacar que los enfoques transformadores de las relaciones de género no se pueden hacer realidad de la noche a la mañana. Forman parte de un proceso a largo plazo que, partiendo de la inclusión de enfoques sensibles al género, busca promover la igualdad de género creando primero conciencia, después desarrollando medidas y objetivos específicos que fomenten la igualdad de género (positivos en cuanto al género) y, finalmente, alcanzando la igualdad de género desafiando el statu quo existente y las normas sociales subyacentes (enfoques transformadores de las relaciones de género).

Por esta razón, los equipos implementadores de programas que se inician en el paradigma de género deben esforzarse por integrar el enfoque género en todos los aspectos de la programación y la política de la PNIN, incluyendo el diseño, la implementación y la evaluación de programas, con el objetivo de lograr la igualdad de género mediante enfoques transformadores de las relaciones de género.

El primer paso para abordar las disparidades de género es comenzar con la realización del análisis de género durante todos los procesos de la gestión de datos. El análisis de género implica comprender de qué manera las diferencias en materia de salud y nutrición entre hombres y mujeres pueden asociarse a los distintos roles y responsabilidades que la cultura les asigna. Especialmente en torno al poder y la toma de decisiones, el análisis se lleva a cabo utilizando métodos de recopilación de datos cuantitativos y cualitativos para examinar los roles y las normas de género, para dar sentido y contexto al motivo por el cual los hombres y las mujeres se comportan de determinada manera en su interacción con el sistema nutricional y para comprender las diferentes oportunidades, necesidades y limitaciones de las mujeres y los hombres en un contexto dado.

La programación puede incluir integrar la formación en sensibilidad de género en los esfuerzos de desarrollo de capacidades a nivel institucional, así como aumentar la concientización sobre desigualdades entre los socios implementadores y los actores clave y fomentar un análisis crítico de los estereotipos de género existentes que son perjudiciales. Una sensibilización exitosa en materia de género se reflejará en la manera de recopilar, extraer y analizar los datos, así como en la manera de integrarlos en las recomendaciones y la comunicación a los responsables de la formulación de políticas.

En cuanto que plataforma de información, la PNIN puede contribuir a alcanzar la equidad de género desarrollando una comunicación inclusiva en materia de género. Es preciso evitar sesgos de género en el lenguaje de los folletos, informes basados en evidencias u otros medios de comunicación, ya que perpetúan los estereotipos de género.

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Asimismo, iniciar conversaciones sobre género y ofrecer a personas e instituciones la oportunidad de hacer una reflexión crítica sobre la manera en que las normas de género afectan al bienestar de las personas, las familias y las comunidades es un primer paso clave para transformar el statu quo y reducir la desigualdad de género.

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